Yo no sé nada de noticias, no tengo idea que está pasando en Siria (¿pasa algo?), no tengo idea del precio de la bencina ni tampoco entiendo esto de las denuncias en el CNTV por el programa Imágenes Prohibidas de CHV. Pero sí tengo algo claro: todo lo anterior es noticia.
Pero lo que no es noticia y que últimamente ha estado ocupando varias horas en pantalla es el tema país que busca resolver el misterioso misterio de "quién le plantó la lechuga", a la ex Miss Chile.
No quiero vender el típico discurso de "necesitamos más televisión de calidad", porque con el petitorio nacional de la famosa educación de calidad, es más que suficiente. En este país no se pueden pedir calidad en todo, así que debemos aprender a parcelar nuestras peticiones. Además, sería un buen comienzo si consideramos que dentro de los lineamientos del petitorio nacional se contempla la eliminación de los programas de farándula, no?
Ok, ok, a estas alturas de la entrada ya se deben dejar caer los primeros "Ay, Daniel, que eres exagerado", pero bueno... cada loco con su tema. Es que el problema está en que no podemos permitir que nuestras pantallas nacionales expongan de esa manera la vida privada de una persona que, por lo demás, es una invención pública. No es gracias a la meritocracia que ella es portada de algunos diarios, sino más bien al poco pudor y a la pérdida de dignidad que ofrece la joven preñada embarazada.
Antes de continuar, debo dejar en claro que los antecedentes que manejo sobre el caso están limitados a los comentarios que me llegan y de las conversaciones (que no son pocas) que uno escucha en las micros y en las esquinas de los semáforos; por lo que mi visión de las cosas puede estar, sin lugar a dudas, parcelada y sesgada.
También es probable que debido a lo anterior no alcance a comprender toda la carga emocional que esta niñita lleva en su vida, todos los problemas que debe haber enfrentado son sus tantas e incontables parejas; lamentablemente tampoco llevo la cuenta de la cantidad de veces que ha sido entrevistada sanamente por quienes se dicen ser periodistas, tampoco sé.... bueh, no sé nada.
Disturbios de una vida moderna o no, coincidamos en que ventilar el "no sé de quién es mi hijo" no es nada bueno, porque como dicen por ahí: los padres no se eligen, te tocan. Y ya sea para bien o para mal, es lo que nos tocó y si usted metió o le metieron un gol, habrá que apechugar con el que quiera nomás. Pero claro, ustedes saben...
"Ay, Daniel, que eres exagerado"