Según cifras que yo mismo he inventado, 1 de cada 5 personas que viven en mi casa usan lentes. Esa persona soy yo.
Todo se remonta a 5° básico, cuando una visita al mal llamado ojólogo me dio la noticia: "Felicitaciones, tendrás que usar lentes" No recuerdo que fue lo que respondí, ni siquiera sé si realmente me felicitó; pero aquí estoy 11 años después siendo un esclavo del acetato y el antireflejo.
Aun hay gente que piensa que usar lentes es una opción, lamentablemente esta idea se funda en la corriente que algunos pubers adoptaron hace algún tiempo cuando decidieron -no sé en qué momento- usar sólo los marcos de los anteojos. Pésima moda. Nunca supe si era una burla o un homenaje.
Junto con el tener que usar lentes, y el super poder de tener visión HD, llegan otros orgullos no menores; como por ejemplo la bendición marciana de tener nariz ¿Qué haríamos los miopes sin una bella nariz que sostuviese nuestros preciados instrumentos de visión? Pero obvio, el mérito no es sólo de ellas, también están las orejas que, además de ponerse rojas cuando la ex nos está sacando el cuero a kilómetros de distancia, también se llevan el crédito por mantener en perfecto equilibrio "la claridad" de las cosas.
Es cierto que cuando comienzas a usar
lentes/anteojos (en realidad prefiero decir lentes, anteojos suena muy
cursi) tus amigos te molestan, los apodos clásicos (y que hasta el día
de hoy se mantiene como una muestra de la poca ocurrencia de las nuevas
generaciones) como cuatro ojos o... en realidad no recuerdo más. O
también es posible que caigas -para bien o para mal- en el típico
estereotipo del mateo. Será un misterio de por vida saber si eso
es bueno o malo, mucho más misterioso que lo que le ocurrió a @Huevito_Alarcon.
A lo anteriormente dicho debo agregar que ser miope no es una opción, sino una condición, pero a pesar de ello, y sin perjuicio de que la llegada de un par de lentes resulte por los azares de la vida, quienes seamos portadores de la miopía y/o el astigmatismo debemos sentir orgullo por nuestra facción. Sólo nosotros somos capaces de ver la vida con otros ojos, de asistir con la vista nublada a un viaje en micro o de salvar una situación de agobio visual cuando nadie más alcanza a ver la letra chica de algún envase.
La poezía del lente va mucho más allá de simples cristales con antireflejo y adelgazados para mejorar la estética, sino que también son un elemento crucial al momento de caer en la vieja técnica de venderle la poma' a alguien, porque siempre le creerán al de lentes.
Elevemos nuestros ojos lacerados y veamos difusas las estrellas, que de nosotros será el vapor de la ducha o el empaño invernal de los días de lluvia al subir a una micro o entrar a la casa. Levantemos nuestras poleras hasta donde "no las veamos" para brindar por un lente siempre limpio, claro y reluciente.
El orgullo miope llegó para quedarse.
A lo anteriormente dicho debo agregar que ser miope no es una opción, sino una condición, pero a pesar de ello, y sin perjuicio de que la llegada de un par de lentes resulte por los azares de la vida, quienes seamos portadores de la miopía y/o el astigmatismo debemos sentir orgullo por nuestra facción. Sólo nosotros somos capaces de ver la vida con otros ojos, de asistir con la vista nublada a un viaje en micro o de salvar una situación de agobio visual cuando nadie más alcanza a ver la letra chica de algún envase.
La poezía del lente va mucho más allá de simples cristales con antireflejo y adelgazados para mejorar la estética, sino que también son un elemento crucial al momento de caer en la vieja técnica de venderle la poma' a alguien, porque siempre le creerán al de lentes.
Elevemos nuestros ojos lacerados y veamos difusas las estrellas, que de nosotros será el vapor de la ducha o el empaño invernal de los días de lluvia al subir a una micro o entrar a la casa. Levantemos nuestras poleras hasta donde "no las veamos" para brindar por un lente siempre limpio, claro y reluciente.
El orgullo miope llegó para quedarse.